El otoño del cuerpo
Las nubes se levantan en el orto,
los gochos retozan en el barro,
y el desamor desaparece de la Tierra,
sobre un manto de arena en la tarde.
¡Duerme, amado cuerpo, descansa en tu lecho!
la oscuridad de la noche no está allí,
las luces del alba se han quedado,
y la luna perece para ti.
Mira adelante con alegría,
alégrate por lo ganado:
pues en cada semilla sembrada,
crea un vacío opuesto que entregaremos a Dios.