15 de noviembre de 2018

7 consejos de Men's Health si te toca la manteca colorá


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1. TEN CUIDADO CON LOS ‘BUITRES’
Una de las primeras personas que va a felicitarte es ese tipo turbio que está al otro lado del teléfono. Sí, el mismo que está a punto de hacerte una oferta que no podrás rechazar…

Pues bien: si no quieres meterte en un lío, recházala. Esas personas que nos ofrecerán comprarnos nuestro billete por un precio entre un 10 y un 20% superior al del premio, tienen el único fin de blanquear dinero negro. Si accedes a tan dudoso trato serás coautor o cooperador necesario de un delito de blanqueo de dinero, tipificado en los artículos 301 a 304 del Código Penal. Mucho ojo. No permitas que la avaricia rompa el saco.

2. CORRE AL NOTARIO
Deposita tu billete premiado en una notaría y pídele al notario que levante acta. Así, aunque se pierda, quedará constancia de que es tuyo y de que existe realmente. Además, Hacienda nunca podrá decir que en realidad te lo han dado y que, por lo tanto, le debes una parte del premio recibido.

3. EXPLÍCALO POCO A POCO
Que sí… Que es la noticia de tu vida y que quieres compartirla lo antes posible con todo el mundo, pero muérdete la lengua y espera unos días. Date un tiempo para reflexionar. Mantén la cabeza fría y encaja poco a poco lo que te ha pasado. Cuando sientas que estás preparado, comienza a compartir tu alegría con los demás de forma gradual: no hace falta que lo publiques en el periódico.

No olvides que a los seres humanos nos encanta opinar… ¿Te imaginas tratando de decidir qué hacer con ese montón dinero mientras tu madre, tu suegra, tu mejor amigo, tu novia y tus compañeros te recomiendan a gritos, y pisándose unos a otros, dónde invertirlo o en qué gastarlo?

Pues eso. Piensa además que cuanta más gente lo sepa, más fácil será que seas víctima de un robo o de una estafa, o que se multipliquen las incómodas llamadas de los personajes que se dedican a blanquear dinero.

4. INVIERTE CON CABEZA
Antes de lanzarte a por ese Ferrari, examina con lupa tu situación financiera. Hay mucha gente que recibe una gran suma de dinero, se la gasta en pocos años por no haber hecho una buena planificación, y acaba más endeudada de lo que estaba antes de ganar el premio.

Para evitarlo, liquida de entrada todas las deudas que tengas. Luego, invierte tu dinero con tino. Ahora es un momento estupendo para comprar inmuebles, pero muy complicado para encontrar otras inversiones seguras.

En cualquier caso, se debería diversificar al máximo, siguiendo al pie de la letra aquel famoso dicho de los huevos y la cesta, y buscar productos que no nos den intereses anuales, sino al menos cada dos años, para garantizarnos importantes deducciones. Si no eres precisamente un tiburón de las finanzas, no dudes en buscar ayuda profesional.

5. NI SE TE OCURRA DEJAR DE TRABAJAR
Cortar de forma radical con nuestra rutina no es recomendable en estos casos, ya que puede acabarnos de desequilibrar. Si te gusta tu trabajo, piensa que no tienes por qué abandonarlo por muy rico que seas. Si, por el contrario, te mueres de ganas de entrar en la oficina y hacerle una pedorreta a tu jefe, recuerda que la venganza es un plato que se sirve frío...

Sigue al pie del cañón hasta que encuentres una actividad alternativa que te satisfaga. Cuando la tengas, vía libre para despedirte como prefieras. Eso sí: haz bien los números antes, no vaya a ser que tengas que volver con el rabo entre las piernas.

Nadie puede vivir de rentas con los 400.000 euros del Gordo, por ejemplo. Si, con mucha suerte, nos dan un 4,5% de intereses, tendríamos 18.000 euros al año, a los que tendríamos que descontarles un 21% que se lleva Hacienda. Total: 10.000 euros. Divididos entre doce: 1.185 euros al mes. ¿Estás seguro de poder hacerle una pedorreta a tu jefe?

6. COMPARTE (SIN ARRUINARTE)
A poco que seas buena persona, parte de la gracia de que te toque un premio consiste en solucionarle un poco la vida a los que más quieres… pero intenta no convertirte en una especie de Papa Noel descerebrado.

Estas ayudas deberían ser siempre razonables e ir encaminadas más a enseñar a pescar, que a repartir pescado a manos llenas. Hablando en plata: en lugar de darle 200.000 euros a tu hermano, cómprale un camión para que se pueda ganar la vida (y no te pida dinero continuamente…).

Y mucho ojito con tus chequerregalos: a Hacienda no le gusta nada que seas generoso. En nuestro país, por hacer una donación a familiares directos (padres, hijos o cónyuge), puede llegar a pagarse hasta un 32% del total.

Y la cosa se pone todavía peor si intentas cumplir aquella promesa que le hiciste a tu amigo del alma... En este caso, estaríamos hablando de una donación entre personas extrañas, por lo que podría pagarse hasta un 60%.

Afortunadamente, hecha la ley, hecha la trampa. Toma buena nota del truco para convertir una donación, en una repartición (libre de impuestos): en cuanto te toque el Gordo, vete a la notaria más cercana con las personas con las que quieras compartir el premio (tus padres, tus hermanos, tu novia…), y pide que se levante acta de que sois titulares de un billete que pagasteis entre todos.

7. NO CAMBIES
¿De verdad necesitas ese cochazo que apenas usarás, ese peluco cuajado de diamantes o ese casoplón en el que no vivirás nunca? Hazte un favor: no caigas presa del mal de los nuevos ricos.

Las personas con falta de control de impulsos se suelen gastar todo o buena parte del dinero ganado en cosas inadecuadas o innecesarias, buscando construirse una nueva identidad social, más acorde, en su opinión, con la nueva situación financiera de la que disfrutan.

Si te cubres de oro como si fueras una estrella del rap, tus amigos y familiares (si es que te queda alguno) no tardarán en dedicarte frases sangrantes del estilo “este tipo se ha vuelto tonto” o “se le ha subido la pasta a la cabeza”. Sé más listo: continúa tranquilamente con tu vida cotidiana y ve añadiéndole nuevos ingredientes poco a poco y con cabeza. Si, por ejemplo, se disfruta de un buen entorno social o se tiene familia, a lo mejor sólo hace falta cambiarse de casa y no de barrio.