Para prevenir que el/la
niño/a se meta en líos repetidamente y haya que explicarle una y otra vez las
reglas, que por supuesto no obedece, y encima se sorprenda cuando le castigan,
es importante que primero comprenda bien las reglas. Por ejemplo, si usted pide
“debes ser ordenado/a” como uno de los objetivos es posible que no lo entienda
por lo que es mejor definir este objetivo claramente: “limpia el cuarto una vez
por semana, recoge los juguetes antes de acostarte y báñate cada noche”. Esta
regla es mucho más clara y no se puede interpretar de otra forma. Además de
explicarlas, conviene escribir las diferentes reglas, las consecuencias de no
cumplirlas y los premios por cumplirlas. Ponga la lista en un sitio visible.
Para niños/as pequeños/as ayudan los dibujos y los colores.
¿Cómo
pueden los padres ayudar al/la niño/a a terminar una tarea dividiéndola en
pasos menores?
A estos/as niños/as
les cuesta muchísimo acabar encargos, tareas y deberes escolares. Para las
tareas de la casa que tienen varios pasos es buena idea escribir los distintos
pasos. Por ejemplo: recoger la mesa es: 1. vaciar los platos en la basura, 2.
vaciar los vasos en el fregadero, 3. colocar los platos, vasos y cubiertos en
el lavavajillas, 4. poner jabón en el lavavajillas y encenderlo, 5. limpiar las
migas de la mesa, 6. barrer el suelo, 7. guardar el mantel y las servilletas,
8. otra tarea más sencilla sería: tirar la basura es: 1. cerrar la bolsa, 2.
bajar la bolsa al contenedor, 3. limpiar el cubo si se ha ensuciado, 4. poner
una bolsa nueva en el cubo, 5. guardar las bolsas sin usar en su sitio. Parece
sencillo, pero el/la niño/a puede creer que “ha tirado la basura” si ha bajado
la bolsa abierta al contenedor, dejando restos por la cocina y sin poner una
bolsa limpia. Se pueden hacer tarjetas de diferentes tareas como limpiar el
cuarto, preparar la cartera y la ropa la noche anterior, hacer la cama, echar
la ropa sucia al cubo, ir a por el pan, prepararse por la mañana para ir al
colegio (levantarse, lavarse, vestirse, desayunar, lavarse los dientes, coger
la cartera, coger el bocadillo, etc).
¿Cómo
pueden los padres aumentar la estructura y el orden de la casa?
Hay que buscarle un
sitio a cada cosa. Por ejemplo, para ordenar los juguetes ponga etiquetas o
dibujo de cada cosa en las cajas donde vaya a guardarlos. Nada más acabar de
jugar el/la niño/a deberá ordenar los juguetes. Para facilitar la rutina de la
mañana tenga un lugar definido para el abrigo, la cartera, los zapatos, la
bolsa de gimnasia, el bocadillo, etc. La noche anterior asegúrese de que el/la
niño/a coloca todo el material en la cartera y deje cada cosa en su sitio, así
evitará prisas, olvidos y broncas por la mañana. Se pueden utilizar relojes o
cronómetros (como los que se usan en la cocina) para marcarle el tiempo. Por
ejemplo, si faltan 20 minutos para acostarse, ponga el reloj con alarma para
que suene en 20 minutos, y evitaremos el “venga, que ya ha pasado media hora”.
¿Cómo
pueden los padres establecer rutinas estables y predecibles para estructurar el
tiempo?
Las rutinas ayudan
a estructurar el día y producen seguridad en el/la niño/a. Si él/ella sabe lo
que va a pasar no lo sorprenderán las cosas y estará preparado/a. Casi todos
los colegios hacen que el/la niño/a escriba su horario de clases. De la misma
forma, podemos escribir un horario de actividades, tiempos de estudio, tareas y
ocio después del colegio, que incluya las tareas extraescolares y también lo
que se planea hacer el fin de semana. El horario debe estar en un sitio visible
y, si hay que hacer algún cambio, se avisa al/la niño/a con tiempo suficiente y
se le recuerda alguna vez. Los horarios de cenar, irse a dormir, etc, deben ser
bastante estables y no hacer cambios arbitrarios o por sorpresa.
¿Cómo pueden los padres eliminar ruidos y
distracciones?
Cuando el/la niño/as
está (por fin) haciendo algo concreto, como uno de sus encargos ( los escritos
en las tarjetas) o sus deberes escolares, es fácil que se distraiga con
cualquier ruido como la TV, el teléfono o el tráfico de la calle, por lo que
hay que evitar que haya cualquier tipo de distracción a su alrededor.
Pregúntele al/la niño/a dónde cree que se concentrará mejor. A lo mejor usted cree
que un sitio aislado y muy silencioso será el mejor, pero el/la niño/a trabaja
mejor en un sitio tranquilo pero no alejado, donde usted pueda supervisarle de
vez en cuando.
¿Cómo
pueden los padres modificar la conducta del/la niño/a?
Para modificar la
conducta de su hijo/a debe:
·
Definir el problema de forma positiva.
Definir claramente los comportamientos deseados sin mencionar el problema. Por
ejemplo, en vez de reñirle por moverse, intente que esté sentado/a toda la
cena; en vez de eliminar el desorden, intente que deje el material escolar en
su sitio.
·
Establecer metas razonables.
Seguramente es demasiado pedir que su hijo/a permanezca sentado/a toda la cena
todas las veces, por lo que es mejor empezar por periodo de 5 minutos, luego 6,
luego 7, etc. Para preparar las cosas para el colegio, empiece por el abrigo y
la cartera, luego añada el bocadillo, luego la bolsa de gimnasia...
·
Avanzar poco a poco. Felicite a menudo
a su hijo/a por obtener metas intermedias, haga comentarios específicos (qué
bien que has estado sentado), evitando generalizaciones (¡qué bueno has sido!),
o “elogios negativos” (¡ya era hora de que lo hicieras bien!).
¿Cómo
pueden los padres motivar al/la niño/a?
La
mejor manera es utilizar un sistema de puntos, dándole puntos, estrellas o
fichas cuando consiga alcanzar un
objetivo marcado. Cada 5 puntos se pueden canjear por algo concreto (como ir al
parque, unos cromos, leerle un cuento). Un punto por ordenar el cuarto, y dos
por hacerlo sin que se lo digan. Se pueden perder puntos por hacer mal las
cosas, pero siempre deben ganar más de las que pierde. Haga una lista de cómo
se pueden ganar los puntos y por qué se pueden cambiar.
¿Cómo
pueden los padres aumentar la disciplina?
Los
padres deben hacer que el/la niño/a “sufra las consecuencias” de saltarse las
normas inmediatamente o se le olvidará. No sirve de nada perder energía
riñéndole si ha hecho mal hace mucho, porque no conectará la acción con la
consecuencia. Cuando el/la niño/a se está saltando una norma, hay que recordarle
que lo está haciendo, y que vamos a contar hasta tres, y si no deja de hacer lo
que está haciendo, lo/a pondremos en tiempo fuera (un lugar sin estímulos,
durante unos minutos). Al contar levantamos los dedos: uno, dos, y...tres (se
puede contar despacio, pero no cuente hasta cuatro). Hay veces que lo/a pondremos
en tiempo fuera por infracciones graves sin contar hasta tres.
¿Cómo
pueden los padres ayudar al/la niño/a a obedecer mejor?
Cuando
se manda algo al/la niño/a hay que seguir unos pasos:
1.
Es imprescindible que el/la niño/a
sepa las normas y que éstas sean claras. No son buenas normas “portarse bien” o
“ser bueno”, es mejor “no pegar”, “no gritar”, “no insultar”,”recoger la mesa
después de cenar”, etc.
2.
Es importante que sepa que va a pasar
si las normas no se cumplen.
3.
Ayuda si se le recuerda o avisa con
antelación: “acuérdate de que se acerca la hora de acostarte”, “¿Qué te he
pedido que hagas?”.
4.
Ayuda si repetimos la orden, pero sin
tono de hastío o aburrimiento.
5.
Si no obedece hay que llevarlo/a a
donde tenga que hacer la orden: llevarlo/a de la mano a su cuarto para recoger
los juguetes.
6.
Es bueno ayudarlo/a, por ejemplo
echarle una mano (pero que no seamos nosotros los que le hagamos; que sea él/ella).
7.
Finalmente es fundamental alabarlo/a y
animarlo/a mientras lo esté haciendo (¡qué bien te está saliendo, anda, venga,
que acabamos enseguida!) y cuando lo haya terminado (“ya verás qué orgullosos
se pone papá/mamá cuando vea lo bien que lo has hecho”. “qué niño/a más
obediente”).
8.
NUNCA, NUNCA, NUNCA hablarle con
sarcasmo (“ya era hora de que lo hicieras”, “a buenas horas lo haces, para eso
mejor no hacerlo”, “encima te voy a dar un premio por hacerlo una vez y no
hacerlo treinta...).
¿Cómo se
pone al/la niño/a en “tiempo fuera”?
Si hay que
castigarlo/a se le sienta en una silla en un sitio tranquilo/a y aburrido/a (el
pasillo) pero no aislado. El/la niño/a debe permanecer sentado/a tantos minutos
(cronometrados) como años tenga. Tiene que quedarse sentado/a y callado/a.
Cuando suene el reloj de la alarma nos dirá porqué le hemos castigado. Si no
quiere decirlo estará otro minuto sentado/a y callado/a, y así hasta que ceda.
Luego hay que decirle que ha hecho muy bien el tiempo fuera y que lo/a
perdonamos. El tiempo fuera es una consecuencia que obtiene el/la niño/a de una
situación problemática y se puede hacer en casa o fuera de casa. Si se aplica
inmediatamente puede enseñarle al/la niño/a a predecir qué comportamientos
producirán consecuencias negativas, y aprenderá a obedecer antes del tiempo
fuera, cuando contemos hasta tres. Para evitar estar siempre riñendo, intente
prestar “atención positiva” a su hijo/a.
¿Cómo
pueden los padres prestar “atención positiva” a su hijo/a?
Para niños/as
menores de nueve años elija unos 10 o 20 minutos cada día que serán su “tiempo
especial” con usted. No puede haber otros/as niños/as. Pase ese tiempo
exclusivamente con su hijo/a.
Para niños/as
mayores de 9 años simplemente busque un rato con su hijo/a. Juegue con él/ella
y únase a él/ella interesándose por lo que hace. No intente dirigir ni
controlar la actividad, simplemente relájese y páselo bien intentando entender
lo que hace. Tras unos minutos observando describa en voz alta algunas de las
cosas que hace para mostrar su interés: “así que estás jugando con los coches
en el garaje, y los estás lavando porque va a ir a una carrera”, pero no haga
preguntas, excepto si no entiende lo que hace.
Diga a veces una
frase de admiración o que lo anime: “pero qué bien lo haces, me gusta mucho
cuando juegas así en silencio”. Si no puede decir nada, déle: un abrazo, una
caricia en la espalda o la cabeza, una sonrisa, un guiño...Si el/la niño/a
empieza a portarse mal, intente ignorarlo/a mirando a otro lado, pero si sigue,
dígale que no va a jugar más hoy con él/ella porque se está portando mal,
levántese y salga de la habitación. Si se siente incómodo/a hablándole de esta
manera a su hijo/a, practique.
OTRAS ORIENTACIONES PARA REDUCIR LA HIPERACTIVIDAD
Actuaciones de los padres
- Si pretendemos ayudar al/la niño/a “hiperactivo/a”
a aprender a atender y concentrarse, necesitamos conocer cuáles son sus intereses. Cuando se descubren
tales intereses se pueden utilizar como base del aprendizaje asociado. Si el/la
niño/a está interesado/a en los dinosaurios, por ejemplo, se le pueden asignar
numerosos ejercicios de lectura, aritmética..., utilizando directamente estos
intereses: los dinosaurios pueden ser el tema de las lecturas, se pueden montar
historias, desarrollar el vocabulario, se puede contar, clasificar,
registrar...
Estos intereses deberían emplearse
también para recompensar al/la niño/a al atender y completar tareas en casa,
por ejemplo,” cuando termines las tareas puedes ir a jugar con tus muñecos “.
- Ayudar al/la niño/a a desarrollar su
autoconfianza: reconocer sus progresos y ejecuciones por lentas o limitadas que
éstas sean. Exija logros graduales (unos momentos de permanecer sentado/a, de
estar atento/a...)
- Ofrecerle demostraciones de cariño y
aceptación a través de frecuentes caricias, zalamerías, cosquillas, besos. El/la
niño/a hiperactivo/a necesita gran cantidad de contacto físico y afecto
paterno. Utilice esas demostraciones como refuerzo cada vez que se aproxime a
la conducta contraria que se pretende modificar: permanecer más tiempo sentado/a; estar quieto/a, reposado/a; escuchar, seguir
instrucciones. Sorprender al/la niño/a “siendo bueno/a “o haciendo alguna cosa
deseable, tan frecuentemente como sea posible, y recompensarle con una
alabanza, sonrisa...
- Utilice la atención adecuadamente: sólo
recibirá atención cuando esté tranquilo/a, quieto/a, atento/a, pero no cuando
haga lo contrario porque entonces estamos reforzando la conducta inadecuada. Se
debe evitar la excesiva exaltación emocional.
- El/la niño/a no debe recibir excesivas
instrucciones: ¡no te levantes!, ¡no molestes!, ¡estate quieto/a! Explicarle
claramente lo que debe hacer y qué obtiene a cambio. Use gestos u otras claves
para recordar las normas.
- Implicar al/la niño/a en el
establecimiento de reglas, esparcimientos y otras actividades personales y
familiares.
- Decir al/la niño/a cuando se porta mal
y explicarle lo que usted siente acerca de su conducta; después proponerle que
ponga en práctica otras formas de conducta más aceptables.
- Poner en práctica algunos de los
ejercicios relacionados en el programa que se lleva a cabo en la escuela para
el entrenamiento en relajación, reducción de la tensión, la inhibición muscular
o el desarrollo de la atención y concentración (técnica de entrenamiento
conductual cognitivo).
- Ser estable y perseverante con el programa.
El reducir la conducta hiperactiva lleva tiempo. Debe establecerse un momento
del día para el desarrollo de los ejercicios, por ejemplo, antes del desayuno,
a la vuelta de la escuela o inmediatamente antes de acostarse.
- Procurar darle un lugar para trabajar o
estudiar sin interrupciones y de esta forma fomentar la capacidad del/la niño/a
para concentrarse en lo que está haciendo, reduciendo, en todo lo que sea
posible, los estímulos perturbadores de su entorno.
- Como padres es preciso ser estables con
la propia conducta. Recordar que cada vez que cambia su reacción conductual
ante el/la niño/a le confunde acerca de lo que usted espera o cómo desea que
actúe.
fuente: proyecto ambezar