La televisión es una realidad con la que la
familia tiene que vivir, y que por el momento, no tenemos modos de evitarla en
un 100%.
El enfrentamiento de negar por completo la televisión
a los/as niños/as, sólo tiene el efecto de retardar el momento en el cual se
harán adictos a ella, contraviniendo las órdenes de los padres. Muchos de ellos
buscarán cualquier excusa para ir a ver televisión a casa de otros/as amigos/as
y perderán el control paterno, en éste, y en otros aspectos.
Por el otro lado si se deja que el/la niño/a
vea TV a su arbitrio puede pasar todas sus horas libres en esta actividad.
Ambos extremos deberán evitarse, este último
más que nada porque interferirá con sus labores habituales de hacer las tareas,
y verá cada vez más programas no aptos o convenientes para su edad.
En todo caso no hay que desconocer los
valores positivos de la TV. A través de ella y de una manera mucho más rápida y
fácil el/la niño/a puede aprender y conocer contenidos que hasta hace poco eran
poco imaginables. Tiene una gran capacidad para entretener a los/as niños/as y
concentrarlos/as durante algunos minutos en programas que pueden ser
educativos. Aprenden a usar un lenguaje más amplio y mejor pronunciado (en
general)
Las desventajas de la TV, son también muchas.
La primera es que les quita oportunidades para desarrollarse en otros campos
como la música, lectura, pintura, introspección, etc... La práctica de deportes
y juegos físicos disminuye, al igual que la interrelación con otros/as niños/as
de su edad, lo que significará un menor desarrollo de la personalidad, que le
aportan estas actividades.
Si además nos referimos a programas de TV que
no cumplen con las condiciones para la edad del/la niño/a, los aspectos
negativos aumentan. (Violencia, sexo, conductas inapropiadas, etc)
La falta de actividad física posibilita otros
problemas como la costumbre aprendida de comer frente al televisor, muchas
veces alimentos ofrecidos por la misma publicidad de la TV, y con ello la
obesidad.
La publicidad en otros aspectos, impulsa al/la
niño/a a pedir y comprar todos los objetos recomendados por TV, en una creencia
que todo lo que se dice por ella es verdadero y bueno. Por el contrario la
imposibilidad de hacerlo le produce sentimientos de frustración.
¿Cómo
prevenir la adicción a la TV?
Desarrolle actividades en común al margen de
la TV. Existen más de las que Ud. se imagina: lectura de cuentos, pintura y
dibujo, armado de juguetes, jardinería, juegos clásicos, paseos, deportes, etc.
Todas estas actividades se deben hacer desde que el/la niño/a tenga la edad
para entenderlas y hacerlas. Integre en ellas a todos los miembros de la
familia en la medida de sus posibilidades.
Defina el tiempo de ver televisión,
obviamente en relación a los programas adecuados a su edad. No vea Ud. mismo/a
programas durante las horas en que el/la niño/a no pueda hacerlo (comedias).
Limite Ud. también sus horarios a las horas de descanso, no se acostumbre a
tener la TV encendida todo el día mientras trabaja en labores de casa. (En todo
lo que enseñe, recuerde este principio, dar el ejemplo)
No use la TV para tranquilizar al/la niño/a,
ni para dormirlo/a. Ni encienda la TV durante las horas de comida.
Si el/la niño/a tiene mal rendimiento
escolar, condicione la TV a la mejoría del sus calificaciones, y siempre será
requisito el hacer las tareas y el estudio antes de ver la TV.
Ubique los aparatos de TV en un lugar común
para la familia y no dentro de las respectivas habitaciones. De paso es una
oportunidad más para compartir en familia.
Use la TV para ver programas específicos y
apague y enseñe a apagar el aparato una vez terminado el programa.
Estimúlelo/a para que vea documentales o
programas de la vida real. Use los programas acerca del amor, el sexo, las
disputas familiares, el alcoholismo y las drogas como una forma de iniciar las
discusiones familiares sobre estos temas difíciles. Prohíba los programas
violentos.
Si permite que su hijo/a vea programas que
muestran violencia, háblele sobre las consecuencias de la violencia. Señálele
la forma en que la violencia perjudica a la víctima y a la familia de la
víctima. Si su hijo/a está perturbado/a por un programa que ha visto, asegúrese
de hablar sobre el mismo con el/la niño/a.
Discuta los anuncios publicitarios con sus
hijos/as. Ayúdeles a identificar los anuncios con alto grado de presión para
impulsar las ventas y las aseveraciones exageradas. Si su hijo/a quiere un
juguete basado en un personaje de la televisión, pregúntele cómo lo va a usar
en casa (La respuesta probablemente le convencerá que el juguete servirá para
hacer crecer la colección más que para convertirse en un catalizador para el
juego activo).
Explique las diferencias entre la realidad y
la fantasía. Este tipo de clarificación puede ayudar a que su hijo/a disfrute
de un programa y, sin embargo, comprenda que lo que está sucediendo en la TV
podría no pasar en la vida real.
Sea un buen modelo. Si usted pasa mucho
tiempo viendo la televisión, puede tener la seguridad de que su hijo/a hará lo
mismo. Además, el tipo de programas que usted vea envía un mensaje muy claro a
su hijo/a.
Fuente: protecto ambezar.