19 de noviembre de 2015

HIPERACTIVIDAD INFANTIL

Para prevenir que el/la niño/a se meta en líos repetidamente y haya que explicarle una y otra vez las reglas, que por supuesto no obedece, y encima se sorprenda cuando le castigan, es importante que primero comprenda bien las reglas. Por ejemplo, si usted pide “debes ser ordenado/a” como uno de los objetivos es posible que no lo entienda por lo que es mejor definir este objetivo claramente: “limpia el cuarto una vez por semana, recoge los juguetes antes de acostarte y báñate cada noche”. Esta regla es mucho más clara y no se puede interpretar de otra forma. Además de explicarlas, conviene escribir las diferentes reglas, las consecuencias de no cumplirlas y los premios por cumplirlas. Ponga la lista en un sitio visible. Para niños/as pequeños/as ayudan los dibujos y los colores.

¿Cómo pueden los padres ayudar al/la niño/a a terminar una tarea dividiéndola en pasos menores?

A estos/as niños/as les cuesta muchísimo acabar encargos, tareas y deberes escolares. Para las tareas de la casa que tienen varios pasos es buena idea escribir los distintos pasos. Por ejemplo: recoger la mesa es: 1. vaciar los platos en la basura, 2. vaciar los vasos en el fregadero, 3. colocar los platos, vasos y cubiertos en el lavavajillas, 4. poner jabón en el lavavajillas y encenderlo, 5. limpiar las migas de la mesa, 6. barrer el suelo, 7. guardar el mantel y las servilletas, 8. otra tarea más sencilla sería: tirar la basura es: 1. cerrar la bolsa, 2. bajar la bolsa al contenedor, 3. limpiar el cubo si se ha ensuciado, 4. poner una bolsa nueva en el cubo, 5. guardar las bolsas sin usar en su sitio. Parece sencillo, pero el/la niño/a puede creer que “ha tirado la basura” si ha bajado la bolsa abierta al contenedor, dejando restos por la cocina y sin poner una bolsa limpia. Se pueden hacer tarjetas de diferentes tareas como limpiar el cuarto, preparar la cartera y la ropa la noche anterior, hacer la cama, echar la ropa sucia al cubo, ir a por el pan, prepararse por la mañana para ir al colegio (levantarse, lavarse, vestirse, desayunar, lavarse los dientes, coger la cartera, coger el bocadillo, etc).

¿Cómo pueden los padres aumentar la estructura y el orden de la casa?

Hay que buscarle un sitio a cada cosa. Por ejemplo, para ordenar los juguetes ponga etiquetas o dibujo de cada cosa en las cajas donde vaya a guardarlos. Nada más acabar de jugar el/la niño/a deberá ordenar los juguetes. Para facilitar la rutina de la mañana tenga un lugar definido para el abrigo, la cartera, los zapatos, la bolsa de gimnasia, el bocadillo, etc. La noche anterior asegúrese de que el/la niño/a coloca todo el material en la cartera y deje cada cosa en su sitio, así evitará prisas, olvidos y broncas por la mañana. Se pueden utilizar relojes o cronómetros (como los que se usan en la cocina) para marcarle el tiempo. Por ejemplo, si faltan 20 minutos para acostarse, ponga el reloj con alarma para que suene en 20 minutos, y evitaremos el “venga, que ya ha pasado media hora”.

¿Cómo pueden los padres establecer rutinas estables y predecibles para estructurar el tiempo?

Las rutinas ayudan a estructurar el día y producen seguridad en el/la niño/a. Si él/ella sabe lo que va a pasar no lo sorprenderán las cosas y estará preparado/a. Casi todos los colegios hacen que el/la niño/a escriba su horario de clases. De la misma forma, podemos escribir un horario de actividades, tiempos de estudio, tareas y ocio después del colegio, que incluya las tareas extraescolares y también lo que se planea hacer el fin de semana. El horario debe estar en un sitio visible y, si hay que hacer algún cambio, se avisa al/la niño/a con tiempo suficiente y se le recuerda alguna vez. Los horarios de cenar, irse a dormir, etc, deben ser bastante estables y no hacer cambios arbitrarios o por sorpresa.


 ¿Cómo pueden los padres eliminar ruidos y distracciones?

Cuando el/la niño/as está (por fin) haciendo algo concreto, como uno de sus encargos ( los escritos en las tarjetas) o sus deberes escolares, es fácil que se distraiga con cualquier ruido como la TV, el teléfono o el tráfico de la calle, por lo que hay que evitar que haya cualquier tipo de distracción a su alrededor. Pregúntele al/la niño/a dónde cree que se concentrará mejor. A lo mejor usted cree que un sitio aislado y muy silencioso será el mejor, pero el/la niño/a trabaja mejor en un sitio tranquilo pero no alejado, donde usted pueda supervisarle de vez en cuando.

¿Cómo pueden los padres modificar la conducta del/la niño/a?

Para modificar la conducta de su hijo/a debe:
·         Definir el problema de forma positiva. Definir claramente los comportamientos deseados sin mencionar el problema. Por ejemplo, en vez de reñirle por moverse, intente que esté sentado/a toda la cena; en vez de eliminar el desorden, intente que deje el material escolar en su sitio.
·         Establecer metas razonables. Seguramente es demasiado pedir que su hijo/a permanezca sentado/a toda la cena todas las veces, por lo que es mejor empezar por periodo de 5 minutos, luego 6, luego 7, etc. Para preparar las cosas para el colegio, empiece por el abrigo y la cartera, luego añada el bocadillo, luego la bolsa de gimnasia...
·         Avanzar poco a poco. Felicite a menudo a su hijo/a por obtener metas intermedias, haga comentarios específicos (qué bien que has estado sentado), evitando generalizaciones (¡qué bueno has sido!), o “elogios negativos” (¡ya era hora de que lo hicieras bien!).

¿Cómo pueden los padres motivar al/la niño/a?

La mejor manera es utilizar un sistema de puntos, dándole puntos, estrellas o fichas cuando  consiga alcanzar un objetivo marcado. Cada 5 puntos se pueden canjear por algo concreto (como ir al parque, unos cromos, leerle un cuento). Un punto por ordenar el cuarto, y dos por hacerlo sin que se lo digan. Se pueden perder puntos por hacer mal las cosas, pero siempre deben ganar más de las que pierde. Haga una lista de cómo se pueden ganar los puntos y por qué se pueden cambiar.

¿Cómo pueden los padres aumentar la disciplina?

Los padres deben hacer que el/la niño/a “sufra las consecuencias” de saltarse las normas inmediatamente o se le olvidará. No sirve de nada perder energía riñéndole si ha hecho mal hace mucho, porque no conectará la acción con la consecuencia. Cuando el/la niño/a se está saltando una norma, hay que recordarle que lo está haciendo, y que vamos a contar hasta tres, y si no deja de hacer lo que está haciendo, lo/a pondremos en tiempo fuera (un lugar sin estímulos, durante unos minutos). Al contar levantamos los dedos: uno, dos, y...tres (se puede contar despacio, pero no cuente hasta cuatro). Hay veces que lo/a pondremos en tiempo fuera por infracciones graves sin contar hasta tres.

¿Cómo pueden los padres ayudar al/la niño/a a obedecer mejor?

Cuando se manda algo al/la niño/a hay que seguir unos pasos:

1.     Es imprescindible que el/la niño/a sepa las normas y que éstas sean claras. No son buenas normas “portarse bien” o “ser bueno”, es mejor “no pegar”, “no gritar”, “no insultar”,”recoger la mesa después de cenar”, etc.
2.     Es importante que sepa que va a pasar si las normas no se cumplen.
3.     Ayuda si se le recuerda o avisa con antelación: “acuérdate de que se acerca la hora de acostarte”, “¿Qué te he pedido que hagas?”.
4.     Ayuda si repetimos la orden, pero sin tono de hastío o aburrimiento.
5.     Si no obedece hay que llevarlo/a a donde tenga que hacer la orden: llevarlo/a de la mano a su cuarto para recoger los juguetes.
6.     Es bueno ayudarlo/a, por ejemplo echarle una mano (pero que no seamos nosotros los que le hagamos; que sea él/ella).
7.     Finalmente es fundamental alabarlo/a y animarlo/a mientras lo esté haciendo (¡qué bien te está saliendo, anda, venga, que acabamos enseguida!) y cuando lo haya terminado (“ya verás qué orgullosos se pone papá/mamá cuando vea lo bien que lo has hecho”. “qué niño/a más obediente”).
8.     NUNCA, NUNCA, NUNCA hablarle con sarcasmo (“ya era hora de que lo hicieras”, “a buenas horas lo haces, para eso mejor no hacerlo”, “encima te voy a dar un premio por hacerlo una vez y no hacerlo treinta...).

¿Cómo se pone al/la niño/a en “tiempo fuera”?

Si hay que castigarlo/a se le sienta en una silla en un sitio tranquilo/a y aburrido/a (el pasillo) pero no aislado. El/la niño/a debe permanecer sentado/a tantos minutos (cronometrados) como años tenga. Tiene que quedarse sentado/a y callado/a. Cuando suene el reloj de la alarma nos dirá porqué le hemos castigado. Si no quiere decirlo estará otro minuto sentado/a y callado/a, y así hasta que ceda. Luego hay que decirle que ha hecho muy bien el tiempo fuera y que lo/a perdonamos. El tiempo fuera es una consecuencia que obtiene el/la niño/a de una situación problemática y se puede hacer en casa o fuera de casa. Si se aplica inmediatamente puede enseñarle al/la niño/a a predecir qué comportamientos producirán consecuencias negativas, y aprenderá a obedecer antes del tiempo fuera, cuando contemos hasta tres. Para evitar estar siempre riñendo, intente prestar “atención positiva” a su hijo/a.

¿Cómo pueden los padres prestar “atención positiva” a su hijo/a?

Para niños/as menores de nueve años elija unos 10 o 20 minutos cada día que serán su “tiempo especial” con usted. No puede haber otros/as niños/as. Pase ese tiempo exclusivamente con su hijo/a.
Para niños/as mayores de 9 años simplemente busque un rato con su hijo/a. Juegue con él/ella y únase a él/ella interesándose por lo que hace. No intente dirigir ni controlar la actividad, simplemente relájese y páselo bien intentando entender lo que hace. Tras unos minutos observando describa en voz alta algunas de las cosas que hace para mostrar su interés: “así que estás jugando con los coches en el garaje, y los estás lavando porque va a ir a una carrera”, pero no haga preguntas, excepto si no entiende lo que hace.

Diga a veces una frase de admiración o que lo anime: “pero qué bien lo haces, me gusta mucho cuando juegas así en silencio”. Si no puede decir nada, déle: un abrazo, una caricia en la espalda o la cabeza, una sonrisa, un guiño...Si el/la niño/a empieza a portarse mal, intente ignorarlo/a mirando a otro lado, pero si sigue, dígale que no va a jugar más hoy con él/ella porque se está portando mal, levántese y salga de la habitación. Si se siente incómodo/a hablándole de esta manera a su hijo/a, practique.   


OTRAS ORIENTACIONES PARA REDUCIR LA HIPERACTIVIDAD

Actuaciones de los padres


-    Si pretendemos ayudar al/la niño/a “hiperactivo/a” a aprender a atender y concentrarse, necesitamos conocer  cuáles son sus intereses. Cuando se descubren tales intereses se pueden utilizar como base del aprendizaje asociado. Si el/la niño/a está interesado/a en los dinosaurios, por ejemplo, se le pueden asignar numerosos ejercicios de lectura, aritmética..., utilizando directamente estos intereses: los dinosaurios pueden ser el tema de las lecturas, se pueden montar historias, desarrollar el vocabulario, se puede contar, clasificar, registrar...

Estos intereses deberían emplearse también para recompensar al/la niño/a al atender y completar tareas en casa, por ejemplo,” cuando termines las tareas puedes ir a jugar con tus muñecos “.

-    Ayudar al/la niño/a a desarrollar su autoconfianza: reconocer sus progresos y ejecuciones por lentas o limitadas que éstas sean. Exija logros graduales (unos momentos de permanecer sentado/a, de estar atento/a...)

-    Ofrecerle demostraciones de cariño y aceptación a través de frecuentes caricias, zalamerías, cosquillas, besos. El/la niño/a hiperactivo/a necesita gran cantidad de contacto físico y afecto paterno. Utilice esas demostraciones como refuerzo cada vez que se aproxime a la conducta contraria que se pretende modificar: permanecer más tiempo sentado/a;  estar quieto/a, reposado/a; escuchar, seguir instrucciones. Sorprender al/la niño/a “siendo bueno/a “o haciendo alguna cosa deseable, tan frecuentemente como sea posible, y recompensarle con una alabanza, sonrisa...

-    Utilice la atención adecuadamente: sólo recibirá atención cuando esté tranquilo/a, quieto/a, atento/a, pero no cuando haga lo contrario porque entonces estamos reforzando la conducta inadecuada. Se debe evitar la excesiva exaltación emocional.

-    El/la niño/a no debe recibir excesivas instrucciones: ¡no te levantes!, ¡no molestes!, ¡estate quieto/a! Explicarle claramente lo que debe hacer y qué obtiene a cambio. Use gestos u otras claves para recordar las normas.

-    Implicar al/la niño/a en el establecimiento de reglas, esparcimientos y otras actividades personales y familiares.

-    Decir al/la niño/a cuando se porta mal y explicarle lo que usted siente acerca de su conducta; después proponerle que ponga en práctica otras formas de conducta más aceptables.

-    Poner en práctica algunos de los ejercicios relacionados en el programa que se lleva a cabo en la escuela para el entrenamiento en relajación, reducción de la tensión, la inhibición muscular o el desarrollo de la atención y concentración (técnica de entrenamiento conductual cognitivo).

-    Ser estable y perseverante con el programa. El reducir la conducta hiperactiva lleva tiempo. Debe establecerse un momento del día para el desarrollo de los ejercicios, por ejemplo, antes del desayuno, a la vuelta de la escuela o inmediatamente antes de acostarse.

-    Procurar darle un lugar para trabajar o estudiar sin interrupciones y de esta forma fomentar la capacidad del/la niño/a para concentrarse en lo que está haciendo, reduciendo, en todo lo que sea posible, los estímulos perturbadores de su entorno.


-    Como padres es preciso ser estables con la propia conducta. Recordar que cada vez que cambia su reacción conductual ante el/la niño/a le confunde acerca de lo que usted espera o cómo desea que actúe.

fuente: proyecto ambezar

DAR INSTRUCCIONES

Una de las labores más difíciles a las que los padres se enfrentan es enseñar a sus hijos/as a seguir instrucciones. Es mucha frustración para toda la familia cuando los padres tienen que repetir las mismas instrucciones a sus hijos/as ("Recoge los juguetes"). Las sugerencias que se ofrecen a continuación pueden ayudar a los padres a enseñar a sus niños/as a seguir las instrucciones la primera vez que se les dice.
Esté preparado a reforzarlas. Los padres deben evitar dar instrucciones a sus hijos/as si no están preparados a hacerlas cumplir. Si los padres no hacen cumplir sus instrucciones, los/as niños/as aprenden que los padres no hacen que se cumplan sus órdenes.
Llámeles la atención. Los padres deben siempre hacer que sus hijos/as pongan atención antes de darles las instrucciones. Deben evitar también gritar las órdenes desde otro cuarto.
No haga preguntas. Los padres deben evitar parafrasear las instrucciones como preguntas (por ejemplo, no diga "Joaquín, ¿te parece bien recoger los juguetes ahora?”).
No sea impreciso. Los padres deben evitar dar instrucciones imprecisas como "Pórtate bien," o "Ten cuidado". Puede haber una gran diferencia entre la manera en que el padre o la madre y el/la niño/a interpretan una dirección imprecisa como "portarse bien." Los padres deben asegurarse que sus órdenes sean claras y específicas.
Dígales lo que tienen que hacer. Los padres deben tratar de dar instrucciones que hagan saber a los/as niños/as lo que tienen que hacer en lugar de lo que no tengan que hacer. Por ejemplo, es mejor decir "Permanece a mi lado," que "No te alejes de mí."
Elógielos. Los padres deben elogiar a sus niños/as en cuanto han empezado a cumplir una orden. No se necesita esperar hasta que la orden sea cumplida para elogiarlos.
Demuestre aprecio. Cuando una tarea ha sido cumplida, los padres deben hacerle saber a sus hijos/as que aprecian su cumplimiento.
Ponga un límite de tiempo. Si los/as niños/as no empiezan a cumplir una instrucción en diez segundos, los padres deben darles un “tiempo fuera” inmediatamente.
No repita las advertencias. Los padres deben evitar el dar a sus hijos/as advertencias repetidas. Los/as niños/as pueden aprender a obedecer órdenes después de una a ninguna advertencia, de la misma manera en que aprenden a obedecer después de cinco o seis advertencias.

Repita la orden. Una vez que se ha cumplido con el tiempo fuera, los padres deben repetir la orden a sus hijos/as. Si no empiezan a cumplir con lo que se les dice, tiene que usarse el “tiempo fuera” de nuevo. Este proceso debe repetirse hasta que los/as niños/as aprendan a cumplir con la orden.

fuente: proyecto ambezar

NEGARSE A HACER LAS TAREAS

Es frecuente en la enseñanza escolar que algunos/as niños/as no sigan el ritmo de sus compañeros/as y se retrasen en su aprendizaje, olvidando las tareas y estudios encomendados para el hogar.
Los grandes enemigos del trabajo en el hogar son la televisión y los juegos de video que han invadido los hogares. Pero este no es un problema que haya aparecido con estos elementos. Anteriormente eran el fútbol callejero o la bicicleta en los niños y muñecas en las niñas.
No es extraño que estos/as niños/as estén desatendidos/as durante las horas en que debieran estudiar, quedando a su deseo el hecho de cumplir o no con sus tareas. Muchas veces estos/as niños/as se sienten desmotivados/as porque sus éxitos, aunque menores, no han sido reconocidos por sus padres.
En otras ocasiones alguno de los padres ha enviado el mensaje, que los estudios no son garantía de triunfo en la vida y pone por ejemplo su propio caso.
Sin embargo lo más frecuente es la falta de método y supervisión que el/la niño/a encuentra en su casa. Las llamadas de atención de los/las profesores/as muchas veces antes de avergonzarlos/as frente a sus compañeros/as lo/a convierten en un líder negativo que algunos/as pueden imitar.
Otros ven en su mal rendimiento la forma de llamar la atención de padres distantes, que ante el riesgo del fracaso escolar buscan la manera de ayudarlo/a en sus tareas.

¿Cómo ayudar a recuperar la responsabilidad?

Deje las cosas claras en cuanto a horarios en el hogar, de tal a tal hora se le dedica a los estudios, de tal a tal otra al orden de la habitación y de tal a tal otra a los juegos o televisión. No transija en cuanto a esta distribución. Proporcione un ambiente de tranquilidad durante el horario de estudios. Si uno/a de sus hijos/as está estudiando, el/la otro/a no puede estar viendo TV o jugando con videojuegos.
Entregue la responsabilidad total de las tareas escolares a su hijo/a y manifiésteselo. Él/ella es una persona que está estudiando para su futuro y no para el de sus padres o hermanos/as.
Si no cumple con las tareas, que asuma las consecuencias en el colegio, no como un castigo añadido, sino como un apoyo al colegio y los profesores.
Sin embargo si su hijo/a le pide ayuda en determinadas materias, demuestre su interés, ayúdelo/a y aproveche de comentar lo que ya sabe y lo bien que está haciendo su trabajo.
Es conveniente entrevistarse con el tutor/a o los profesores/as, probablemente aprenderá mucho de su hijo/a a través de ellos/as, como los intereses y aficiones del/la niño/a.
No pida imposibles, nadie puede mejorar en un 100% en pocos días o semanas. Los pequeños logros son más importantes en esta etapa, que los grandes que vendrán después. El sacar buenas notas debe ser motivo suficiente para felicitarlo/a y demostrar entusiasmo por su mejoría. Dígale claramente que se siente orgulloso/a de ese cambio y que está seguro/a que éste continuará. Si en algún momento hay un retroceso, ignórelo/a y recuerde los pequeños éxitos recientes como argumento de que las cosas ya cambiaron.
En este punto puede prometer incentivos para el mejor rendimiento (los cuales deberá cumplir religiosamente). Éstos deberán ser proporcionados al logro. No exagere o después no tendrá qué prometer. Recuerde que estos incentivos deben ser atractivos para el/la niño/a, no para Ud. Averigüe y cuáles son sus deseos escondidos y sus gustos.
El incentivo ideal debiera ser aquel que aumenta las ocasiones para compartir los tiempos juntos, pero no siempre puede ser así. Respete las aficiones y los intereses de su hijo/a y en algunos casos adhiérase a ellos. Algunas veces el premio puede ser un juguetillo, una golosina pero los premios mejores son los referidos a actividades tales como: organizar una merienda, ir al cine…etc.

CONSEJOS PARA TENER ÉXITO CON LAS TAREAS


  • Asegúrese de qué tipo de tarea han mandado los/as profesores/as y qué es lo que se espera del/la niño/a al realizarla. De igual forma, asegúrese de que su hijo/a la realice. Recuerde que mientras más se implique usted, más lo hará su hijo/a.
  • Disponga de un lugar tranquilo en donde su hijo/a pueda realizar su tarea. Haga que sea un lugar con pocas distracciones, pero lo suficientemente cerca de Ud. para que le pueda consultar cualquier duda.
  • Procure que tenga todos los materiales necesarios a mano, antes de iniciar el trabajo, de esta manera evitará distracciones.
  • Procure que el/la niño/a tenga un horario determinado de estudios y asegúrese de que lo cumpla. Evite que el/la niño/a realice actividades escolares al final de tarde-noche. Al final de la jornada diaria el/la niño/a no tendrá energías para asimilar conocimientos.
  • Refuerce el trabajo que está realizando el/la niño/a.
  • No recompense el haber hecho la tarea, recuerde que es una obligación hacerla y que al tratar de recompensarla se está dando un mensaje implícito de que hacer tareas es algo tedioso y que no le trae beneficios.

  • Aproveche cuando el/la niño/a juega o cuando practica cualquier actividad fuera del horario de estudios para relacionar lo que está haciendo con los contenidos que está estudiando en el colegio.
fuente: proyecto ambezar.

LOS NIÑOS Y LA TELEVISIÓN

La televisión es una realidad con la que la familia tiene que vivir, y que por el momento, no tenemos modos de evitarla en un 100%.
El enfrentamiento de negar por completo la televisión a los/as niños/as, sólo tiene el efecto de retardar el momento en el cual se harán adictos a ella, contraviniendo las órdenes de los padres. Muchos de ellos buscarán cualquier excusa para ir a ver televisión a casa de otros/as amigos/as y perderán el control paterno, en éste, y en otros aspectos.
Por el otro lado si se deja que el/la niño/a vea TV a su arbitrio puede pasar todas sus horas libres en esta actividad.
Ambos extremos deberán evitarse, este último más que nada porque interferirá con sus labores habituales de hacer las tareas, y verá cada vez más programas no aptos o convenientes para su edad.
En todo caso no hay que desconocer los valores positivos de la TV. A través de ella y de una manera mucho más rápida y fácil el/la niño/a puede aprender y conocer contenidos que hasta hace poco eran poco imaginables. Tiene una gran capacidad para entretener a los/as niños/as y concentrarlos/as durante algunos minutos en programas que pueden ser educativos. Aprenden a usar un lenguaje más amplio y mejor pronunciado (en general)
Las desventajas de la TV, son también muchas. La primera es que les quita oportunidades para desarrollarse en otros campos como la música, lectura, pintura, introspección, etc... La práctica de deportes y juegos físicos disminuye, al igual que la interrelación con otros/as niños/as de su edad, lo que significará un menor desarrollo de la personalidad, que le aportan estas actividades.
Si además nos referimos a programas de TV que no cumplen con las condiciones para la edad del/la niño/a, los aspectos negativos aumentan. (Violencia, sexo, conductas inapropiadas, etc)
La falta de actividad física posibilita otros problemas como la costumbre aprendida de comer frente al televisor, muchas veces alimentos ofrecidos por la misma publicidad de la TV, y con ello la obesidad.
La publicidad en otros aspectos, impulsa al/la niño/a a pedir y comprar todos los objetos recomendados por TV, en una creencia que todo lo que se dice por ella es verdadero y bueno. Por el contrario la imposibilidad de hacerlo le produce sentimientos de frustración.

¿Cómo prevenir la adicción a la TV?

Desarrolle actividades en común al margen de la TV. Existen más de las que Ud. se imagina: lectura de cuentos, pintura y dibujo, armado de juguetes, jardinería, juegos clásicos, paseos, deportes, etc. Todas estas actividades se deben hacer desde que el/la niño/a tenga la edad para entenderlas y hacerlas. Integre en ellas a todos los miembros de la familia en la medida de sus posibilidades.
Defina el tiempo de ver televisión, obviamente en relación a los programas adecuados a su edad. No vea Ud. mismo/a programas durante las horas en que el/la niño/a no pueda hacerlo (comedias). Limite Ud. también sus horarios a las horas de descanso, no se acostumbre a tener la TV encendida todo el día mientras trabaja en labores de casa. (En todo lo que enseñe, recuerde este principio, dar el ejemplo)
No use la TV para tranquilizar al/la niño/a, ni para dormirlo/a. Ni encienda la TV durante las horas de comida.
Si el/la niño/a tiene mal rendimiento escolar, condicione la TV a la mejoría del sus calificaciones, y siempre será requisito el hacer las tareas y el estudio antes de ver la TV.
Ubique los aparatos de TV en un lugar común para la familia y no dentro de las respectivas habitaciones. De paso es una oportunidad más para compartir en familia.
Use la TV para ver programas específicos y apague y enseñe a apagar el aparato una vez terminado el programa.
Estimúlelo/a para que vea documentales o programas de la vida real. Use los programas acerca del amor, el sexo, las disputas familiares, el alcoholismo y las drogas como una forma de iniciar las discusiones familiares sobre estos temas difíciles. Prohíba los programas violentos.
Si permite que su hijo/a vea programas que muestran violencia, háblele sobre las consecuencias de la violencia. Señálele la forma en que la violencia perjudica a la víctima y a la familia de la víctima. Si su hijo/a está perturbado/a por un programa que ha visto, asegúrese de hablar sobre el mismo con el/la niño/a.
Discuta los anuncios publicitarios con sus hijos/as. Ayúdeles a identificar los anuncios con alto grado de presión para impulsar las ventas y las aseveraciones exageradas. Si su hijo/a quiere un juguete basado en un personaje de la televisión, pregúntele cómo lo va a usar en casa (La respuesta probablemente le convencerá que el juguete servirá para hacer crecer la colección más que para convertirse en un catalizador para el juego activo).
Explique las diferencias entre la realidad y la fantasía. Este tipo de clarificación puede ayudar a que su hijo/a disfrute de un programa y, sin embargo, comprenda que lo que está sucediendo en la TV podría no pasar en la vida real.

Sea un buen modelo. Si usted pasa mucho tiempo viendo la televisión, puede tener la seguridad de que su hijo/a hará lo mismo. Además, el tipo de programas que usted vea envía un mensaje muy claro a su hijo/a.
Fuente: protecto ambezar.